dimarts, 18 de gener del 2011

Edadismo y discriminación racial. Todos nos llamamos Alí.





En 1974 Rainer Werner Fassbinder realizó Todos nos llamamos Alí, en el que aborda la violencia estructural, ultural y dircta de que habla Johan Galtung. Un hombre y una mujer, no exentos de defectos, como todo ser humano, se enamoran, pero ambos pertenecen a un grupo sensible a la discriminación: el por su procedencia, emigrante de Marruecos, ella por su edad, a la que la sociedad ya no permite sentir emociones, sino servir y cuidar a familiares y amigos.

Alí, (El Hedi Ben Salem), gastarbaiter marroquí, al que se llama a sí por ser 'moro' y para resumir un nombre muy largo e impronunciable por los alemanes, es un hombre joven , soberbio, capacitado para realizar los trabajos más duros y dar satisfacción sexual a las germanas. Pero sólo Emmi (Brigitte Mira), hija de un alemán filonazi y viuda de un obrero polaco, sabrá llegar, con gran sensibilidad a su corazón. Creada la pareja, todos los monstruos humanos emergen: miedo al paro, miedo a la diferencia, miedo a descender en la escala social...La violencia estructural que impone unas reglas económicas que despilfarran el potencial económico y humano de muchos seres humanos, contamina con sus aparatos ideológicos de propaganda a una población empobrecida que será la que ponga en práctica la violencia psicológica sobre los que se han atrevido a actuar con libertad. El resultado será la creación de conflictos en el seno de la pareja, la infelicidad y el estrés, causa de la enfermedad y la extinción.


La historia está ambientada en una Alemania miserable, en localizaciones 'cutres' (incluso el restaurante italiano que frecuentaba Hitler), entre gentes que realizan los trabajos menos cualificados y que vive en hogares modestos; en el grupo hay mujeres de la limpieza (la protagonista se avergüenza de confesar a Alí a qué se dedica), prostitutas., pequeños tenderos...El marroquí tiene un trabajo más especializado, mecánico del automóvil, pero su sueldo apenas le da para compartir habitación con siete u ocho compatriotas. Los hijos, que han abandonado a su madre y han permitido que viva de un trabajo inapropiado para su edad, sesenta años, reaccionarán violentamente ante esta relación. Fassbinder siempre da una visión muy negativa de su país y de la discriminación de que son objeto sus gentes, ya sea por su orientación sexual, su clase social, el origen de su nacimiento, la edad, etc. En este film hace un cóctel explosivo.

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