dilluns, 12 de juliol del 2010

Straub y Huillet. Introducción a la 'música de ...

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La mayor violencia que se puede infringir a un individuo desde las estructuras de poder de la sociedad es la guerra, precedida de la explotación, discriminación y persecucion de personas y grupos, y la mayor desgracia fue traida de la mano de uno de los Jinetes del Apocalipsis, Adolf Hitler y su adlateres nazis.

Los europeos que sufrieron esta desgracia no la han olvidado, ni la quieren olvidar, y Straub y Huillet realizan su contribución a la conservación de la memoria con este film denominado Introducción a la 'música de acompañamiento para una escena de película' de Arnold Schoenberg, cortometraje rodado en dos días y producido por una cadena de televisión alemana, constituido por el montaje de una serie de documentos, fotos anónimas de comuneros muertos y numerados e imágenes de bombarderos B-52 a punto de despegar y de soltar su mortífera carga sobre la humanidad. Según Manuel Asin ( Jean-Marie Straub y Danièle Huillet una biofilmografia. Intermedio, 210) aparecen aquí por primera vez "...imágenes de los cineastas en situación cotidiana, no representando "un papel" ( así habían aparecido ya en Othon, Othon y en No reconciliados) y con imágenes de amigos relacionados con el cine, un crítico y un cineasta - Peter Straschek y Peter Nestler- leyendo pasajes de Brecht y la correspondencia entre Schoenberg y Kandisnski.El título del film corresponde con el de una obra escrita por Schoenberg antes de su exilio a Los Angeles de 1940.

Staub perseguía artísticamente el objetivo de que en sus films cada una de las manifestaciones artísticas conservara su autonomía y que la representación cinematográfica no acabara fagocitando a ninguna de las otras referenciada; esta era la razón por la que se mostraba contrario a las adaptaciones literarias. En esta ocasión los personajes aparecen leyendo doc
umentos delante de un micrófono, ante una cámara fija o hablando delante de ella, como en un documental. Jean-Marie presenta la obra de Shoenberg y nos da informaciones sobre su concepción de la representación y puesta en escena de las óperas y dramas del músico. Arnold describe qué y cómo debe ocurrir todo en la escena, incluso los ruidos. En una carta a su amigo y discípulo Anton Webern, dice que le gustaría que los directores, a los que considera órganos auxiliares, intervinieran en su obra lo mínimo posible, dejándo al autor, incluso, la decisión sobre la coreografía, ya que su falta de conciencia sólo es superada por su falta de cultura e impotencia.

Pero Straub se atrevió a intervenir en su trabajo, porque de esta partitura sólo dejó el nombre: Peligro amenazante, miedo, catástrofe, y la única escenografía existente es la del film, realizado en 1970. La realizó entre el 15 de octubre de 1929 y el 14 de febrero de 1930; cuatro años más tarde tuvo que abandonar Europa. Murió en Los Ángeles el 13 de julio de 1951.

Su vida transcurrió entre Viena y Berlín; Kandinski le llamó a Weimar para fundar La Bauhaus, centro artístico y cultural. Schoenberg le escribe unas cartas que reproducimos por su altísimo interés, para comprender mejor a los actores de estos acontecimientos históricos y del director Straub que decidió relatarlos.

"Esto no puede ser, pues el año pasado me vi obligado a aprender lo que ahora he comprendido finalmente y nunca olvidaré. que yo no soy ni alemán, ni europeo, quizás apenas un ser humano ( los europeos al menos prefieren a los peores de su raza ), sino que soy judio, ¡estoy contento con ello !. Hoy no deseo en absoluto ser una excepción, que me metan en un saco con todos los demás, pues he visto que en el lado contrario ( que es el más ejemplar ) también todo está en un saco. He visto que aquel con el que yo creía estar a l mismo nivel ha buscado la comunidad del saco; he oído que también un Kandinski no ve en las acciones de los judíos más que maldad y en sus malas acciones más que lo judio y mi abandono de toda esperanza de comprensión. Era un sueño. Somos hombres de distinta especie ¡definitivamente !

En otra misiva continúa: Cuando camino por la calle y cada ser humano mira si soy un judio o un cristiano, no puedo decir a cada uno que soy aquel a quienes Kandinski y algunos otros exceptúan, mientras seguramente ese Hitler no es de esa opinión. Además, para mí, ni siquiera esa opinión me serviría para nada, incluso, aunque, como los mendigos ciegos, quisiera escribir en una tablilla y colgarla sobre mi pecho para que cualquiera pudiera leerlo.

¿No tiene un Kandinski que experimentar sobre ésto ? ¿No tiene que sospechar lo que ha pasado realmente, que tuve que interrumpir mi primer verano de trabajo después de cinco año, abandonar el lugar donde había buscado la calma para trabajar y donde no podía encontrar ya la calma ? ¡Porque los alemanes no soportan a ningún judío ! . ¿Puede un Kandinski tener con seres humanos capaces de molestarme en la calma de mi trabajo siquiera un pensamiento en común ? ¿ Es un pensamiento lo que se puede tener en común con tales seres ? y ¿ Puede ser justo ? Quiero decir: ¡Ni siquiera la geometría puede Kandinski tener en común con ellos ! ¡Esa no es una postura o bien no es de los míos !.


Yo pregunto: ¿por qué dicen que los judíos son como sus traficantes ? ¿Dicen también que los arios son como sus peores elementos ? ¿ por qué se mide a un ario según Goethe, Schopenhauer, etc. ? ¿ por qué no se dice, los judios son como Mahler, Altenberg, Schoenberg y muchos otros ? Cada judío revela por su naríz ganchuda no solamente su propia culpa sino también la de los nariganchudos ausentes. Pero cuando dicen criminales arios se reúnen no se podría leer en su nariz más que su amor por el alcohol, pero a ellos se les tendría por hombres de honor, y ahí Usted participa y me recusa como judío. ¿Cree Usted que alguien como yo se deja rechazar? ¿ Cree Usted que quien conoce su valía concede a cualquiera el derecho a la crítica, incluso de sus cualidades más insignificantes? ¿ Quién debería tener ese derecho ? ¿ Con qué sería el mejor ?

Si, criticarme a mis espaldas, ahí hay mucho sitio, todos pueden hacerlo. Pero si lo escucho, queda a merced de mi defensa para gracia y desgracia. ¿Cómo puede un Kandisnki ver bien que se me ofenda ? ¿ Cómo puede tomar parte en una política que quiere crear la posibilidad de excluirme de mi círculo natural de actividad ? ¿Cómo puedo abstenerme de combatir una visión del mundo cuya finalidad son Noches de San Bartolomé, en la oscuridad de las cuales la tablilla que me exceptúa no podrá leerse.

Usted llamaria a eso un caso único lamentable, si yo también soy alcanzado por las secuelas del movimiento antisemita, pero eso no es un caso fortuito, nada fortuito, sino a todas luces metódico que yo, después que, según la costumbre del país, no haya sido de entrada considerado, ahora tenga que dar aún un rodeo por la política. Naturalmente esa gente para quien mi música y mi pensamiento eran incómodos no podían sino regocijarse en que ahora una posibilidad más se presente para deshacerse de mí. Mi éxito artístico me da igual, Usted lo sabe. ¡Pero no me dejo ofender ! . ¿Qué tengo que ver yo con el comunismo ? ¡No lo soy y no lo era ! ¿Qué tengo yo que ver con los sabios de Sión ? Es para mí un cuento de Las mil y una noches, pero que no designa nada de fe ¿No debería yo saber también de los sabios de Sión ?¿O bien cree Usted que mis descubrimientos, mis conocimientos y capacidades se los debo a la protección judía ? ¿O bien Einsten debe los suyos al encargo de los sabios de Sión? Todo eso no resiste, sin embargo, un examen serio ¿Y no debería Usted haber tenido en la guerra la ocasión de percibir cuanto, de manera exclusivamente oficial, se miente ?

¿Cómo para muchos cerebros inclinados a lo concreto, la perspectiva de la verdad se pierde en todas las épocas ? ¿No lo sabía Usted o lo había olvidado ? ¿Ha olvidado Usted también lo que una forma particular de la disposición del sentimiento es capaz de provocar como mal ? ¿No sabe que en la paz, cuando hay un accidente ferroviario con cuatro muertes todos se horrorizan, y que, durante la guerra se podría hablar de 100.000 muertos, sin ni siquiera tratar de representar las miserias, los dolores, el miedo y las secuelas ?

Si, ha habido gente que se regocijaba de los más enemigos muertos posibles, más aún cuantos más había. Yo no soy pacifista; estar en contra de la guerra está tan privado de perspectiva como estar en contra de la muerte. Las dos son inevitables, no dependen de más de una décima parte de nosotros. Igualmente, el cambio que se consuma hoy en día en la estructura social no se debe a un individuo cualquiera. Está escrito en las estrellas y se realiza por necesidad de la burguesía que estaba ya demasiado inclinada al idealismo, incapaz de luchar, y así suben desde las profundidades de la humanidad los elementos miserables pero robustos para engendrar de nuevo una clase media capaz de existir. Ésta última se compra un bello libro sobre mal papel y muere de hambre. Así y no de otra manera llegará ésto. ¿Podemos no verlo ? ¿Y ésto quiere Usted pararlo ? ¿Quién va a hacer de ello responsables a los judíos ? No lo entiendo. ¿Todos los judíos son comunistas ? Usted sabe tan bien como yo que ese no es el caso. Los judíos hacen negocios en cuanto comerciantes. Pero se vuelven incómodos para la competencia, se les ataca, pero no como comerciantes, como judíos...

Hoy es la raza, otra vez yo qué sé qué ¿Y un Kandisnki participa ?. Pero ¿ a qué puede conducir el antisemitismo, si no a actos de violencia ?. A Usted le basta quizás con privar a los judíos de sus derechos. Entonces Einstein, Mahler, yo y muchos otros seremos eliminados. Pero una cosa es segura, esos elementos mucho más tenaces, gracias a la capacidad de resistencia por la que el judaísmo se ha mantenido veinte siglos sin protección contra la humanidad entera, a esos no podréis exterminarlos, porque están manifiestamente organizados, de tal manera que pueden cumplir la tarea que su Dios les ha asignado: ¡Mantenerse en el exilio, ni mezclados ni quebrados, hasta que llegue la hora de la liberación !

Cierra el film con un texto de Brecht, recitado por Danièle Straub, en el que se pregunta cómo puede alguien estar contra el fascismo y no estarlo a la vez contra el capitalismo que lo genera.

Serge Daney, el crítico que más ha profundizado en la obra de la pareja, dice que este film no sólo revela el interés los Straub
-Huillet por el músico que se mantendría a lo largo de toda su obra, sino la primera de una saga que plantea la irresolución del tema de los judíos y de la reconciliación de las dos Alemanias.










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