divendres, 16 de juliol del 2010

La violencia estructural: John Carpenter,1997


El opúsculo que acompaña la edición en DVD para El País de Escape from New York, con texto de Toni García Ramón (2010 Ediciones El País, S.L.), se abre con una cita de Voltaire: " Me gustan poco los héroes. Hacen demasiado ruido", al pie de una fotografía que muestra una cabeza en una pica, al modo en que exhibían los romanos en el foro, junto a los rostra, a los ejecutados por motivos políticos. El protagonista del film es un antihéroe que bastante tiene con preocuparse de sí mismo, pero es ante todo un rebelde, que fuma compulsivamente, en una sociedad dominada por la Liga Antitabaco, con indicaciones constantes sobre su prohibición en lugares públicos, actitud que también mantiene en la vida real el director John Carpenter.

La introducción comienza con una cita del propio Carpenter :" Me encantan los rebeldes. A decir verdad, me encantan los rebeldes, los forajidos y los antihéroes. Hay una parte de mi personalidad que tiene un problema real con la autoridad, así que me encanta desafiarla, en cuanto tengo ocasión". El film comienza manteniendo este hilo conductor; mientras se muestran gráficos de la isla de Manhattan, una voz en off dice: En 1988 la tasa de crímenes de Estados Unidos alcanzó el 400%. La Isla de Manhattan de New York, pasada su gloria, se ha convertido en una prisión de máxima seguridad de todo el país. Se ha erigido un muro de 15 metros que abarca la costa de New Jersey, cruza el río Harlem y acaba en la costa de Brooklyn, que rodea por completo la isla. Todos los puentes y ríos están minados. El cuerpo de policía de Estados Unidos ha sido ubicado , como un ejército, a su alrededor. No hay guardias en la prisión, sólo los prisioneros y el mundo que ellos han creado. Las normas son sencillas : 'quien entra, no sale jamás' ".
A continuación un rótulo: 1997, Now.

Los norteamericanos, que, a veces, parecen sibylas, en cuyas películas, cual oráculos, predicen el futuro, nos presentan, en este caso, un grupo terrorista, el Frente Nacional de Liberación Americano, que ha secuestrado el airforce one, en el que como todos el mundo sabe viaja el Presidente de la nación. Una mujer terrorista lanza un libelo antes de estrellarse contra un edificio vecino de las llamadas torres gemelas o World Trade Center, que en el momento del rodaje aún formaban parte del skyline neoyorkino: " Demasiado tarde, idiotas, ya no podéis salvaros con todas vuestras armas y mentiras imperialistas. Vamos a estrellar un avión. Contad esto a los trabajadores cuando pregunten por su líder. Nosotros, Soldados del Frente de Liberación Nacional de Liberación Americano, en nombre de todos los trabajadores y de todos los oprimidos de este país imperialista hemos asestado un golpe mortal al estado policial y racista ¿Hay algo más revolucionario que dejar perecer al Presidente en el inhumano calabozo de su propia prisión imperialista que él mismo creó, él mismo y los malditos líderes del racismo ?

Susan George, filósofa y analista de origen norteamericano y Vicepresidenta de Attac en el momento en que se rodó la película, es violencia todo aquello que impide que la gente satisfaga sus necesidades fundamentales: alimentación. vivienda, vestido y dignidad. En esta misma línea se sitúan los planteamientos de Johan Galtung, politólogo noruego, del que ya hemos hablado en nuestro blog. De esto va el film. En el grupo de marginados por todos los motivos imaginbles, cupan un lugar destacado dos mujeres, ambas al margen de la ley, la terrorista y la compañera sentimental de 'Cerebro'. Esta misma semana, el diario El País, comenta un libro, La insurrección que viene, publicado por Semiotext(e), movimiento editorial surgido del compromiso de estudiantes de la Universidad de Columbia, que usan la semiología como arma; Martin Jay supo ver que la semiótica (que interpreta la imagen) y el feminismo son los mejores métodos de análisis para interpretar el mundo que se está generando, especialmente tras el atentado a las Torres Gemelas. Muchos estudiosos de estas materias han pasado a engrosar la lista de 101 profesores más peligrosos de la nación americana, elaborada por el conservador David Horowitz. entre los que se encuentra una mujer: Gayle Rubin, semióloga feminista, y muy respetada en el mundo universitario de su país y fuera de él.

Tras el secuestro del airforce one y su estrellamiento contra un edificio cercano a las Torres Gemelas, Bob Hauk (Lee Van Cleef ), Jefe de Policía, llama a Plissken, El Serpiente, (Kurt Russell), antiguo combatiente en países del Este y condenado por mútiples acos delictios, para que libere al Presidente, que exige su entrada en la Isla deManhattan, que, paradójicamente, está situada frente la Estatua de la Libertad. El título inglés de la película, Escape from New York, pareció en España excesivamente subversivo, y se cambio por 1947: Rescate en Nueva York, que parecía mucho más legal; El Serpiente, según Toni García Ramón, no era sólo un asesino sin escrúpulos, sino un pendenciero de primera clase, al que todo le importa un pito, llámese Presidente de los Estados Unios o Futuro de la Humanidad.
La isla está habitada por un ejército de hambrientos multirraciales y multiculturales, que parecen zombies, algunos de los caules salen del interior de las alcantarillas levantando sus trapas, hambrientos porque están a fin de mes. ¿Recuerda algo? John Landis realizó un homenaje a esta secuencia en el TrIller de Michael Jackson (1983). En Manhattan reina El duque ( interpretado por Isaac Hayes, que arregla con su sintetizador la música de Carpenter, e incluso crea algunos momentos musicales ), hombre de color, cuyo coche, decorado con unas lámparas imposibles, y una esfera con espejuelos de discoteca, en su interior, es tan retro, que no podía ser más cool ni hecho a propósito; El Cerebro, de alias Brian, antiguo compañero de fechorías del protagonista, habita en la destartalada Biblioteca de la Isla, que tantas veces hemos visto en películas, como El día de mañana, de Roland Emmerich.

Una de las constantes de la obra de John Carpenter es su obsesión por explotar el paso del tiempo; el protagonista, al que todos comentan que creían que había muerto hace tiempo, lleva un reloj que le recuerda constantemente que debe cumplir su misión en 23 horas. Previamente le han inyectado un veneno que comenzará a actuar si no ha resuelto el conflicto en el tiempo marcado, por lo que este objeto se muestra a menudo en pantalla, en planos de detalle, que nos advierte del rápido transcurso de las horas.

Jhon Carpenter hace un homenaje a Howard Hawks, y muestra respeto por su género preferido: el western, en el que la ley es poco más que una estrella en la solapa del sheriff, que se enfrenta a los forajidos como un primus inter pares. Nada puede representar mejor la idea de la ley para un anarquista como el director de films como Distrito 13, La cosa, Están vivos... El film que comentamos nos muestra un mundo asolado por la delincuencia en que las prisiones son controladas por los propios prisioneros y en el que la ausencia de sistema ha creado un nuevo tipo de autoridad que se determina a través de criterios bastante básicos: el que tiene más armas y menos miedo de usarlas es el que se pondrá la corona de rey. Esto no quiere decir que la represión sea algo aislado ya que el gobierno ( o lo que queda de él) no renuncie a las ejecuciones sumarísimas o la implementación de una Ley no es la solución final sino - más bien -la opción primaria (Toni García Ramón ).

La marginación social ha sido recluida en un ghetto del que no se puede salir, que justifica elempleo de la palabra "escape" para salir de de New York; es el resto social del que hemos hablado al comentar Moon de Duncan Jones. Secuestran al Presidente para que les guíe a través los puentes y ríos minados hacia su liberación. El marco de este mundo dantesto, creado por Joe Alves, uno de los diseñadores de producción más brillantes de Hollywood, recuerda el de la mayoría de los films de Tarkovski, impresionante por la acumulación de objetos y basuras. Alves reunió camiones repletos de esta carga infernal, que sorprendió a sus colaboradores, de la misma manera que el ruso dejó atónitos a los especialistas suecos. El ambiente se enrarece por la luz empobrecida o incluso casi por su ausencia; con permiso de las autoridades de la ciudad en que se filmó se cortó durante el tiempo de la grabación el alumbrado público.

Al hablar de su obra John Carpenter dice: "En Francia creen que soy un autor, en Alemania un cineasta, en Gran Bretaña un director de género y en Estados Unidos un don nadie". Pero es en este país, que ha dado los mayores cineastas del mundo contemporáneo, donde a la par se ha desarrollado y se está llevando a cabo una batalla intelectual entre los semiólogos, de inspiración marxista y freudiana, Derrida, Paul de Man, Gaile Rubin, Judith Butler..., y sus detractores conservadores, como Harold Bloom, defensor de los valores renacentistas y cuyo guía es William Shakespeare, o el ex-marxista y con posturas cercanas al macartismo, David Horowitz. Estos son los caminos abiertos por los intelectuales contemporáneos, que, en una sociedad dominada por la imagen, sienten la necesidad de develarla y decodificarla, frente a otros que defienden el modo de representación convencional, que Noël Burch llamó institucional.

Propuestas didácticas:

Los alumnos que están preparándose para su ingreso en la Universidad, deberán ir adquiriendo poco a poco el conocimiento de conceptos que luego les serán de gran utilidad, y en el devenir del tiempo académico comprenderan la exactitud del aserto de Chabrol de que el cine es una ventana abierta al mundo.





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