dimecres, 16 de juny del 2010

Invisibilidad de la mujer en los ensayos clínicos y en Medicina

Históricamente, la naturaleza del poder médico se constituyó negando la experiencia y la sabiduría de las matronas y sanadoras que fueron consideradas brujas, negando la presencia de las mujeres en la ciencia médica, aunque existe constancia de su ejercicio desde la más remota antigüedad. No hay que olvidar que la madre de Sócrates fue matrona. (Brujas, comadronas, enfermeras, de Barbara Ehrenreich). Y cuando la ciencia médica se hace institución, el poder se ejerce en el contenido de la ciencia, derivando al psiquiatra los síntomas y las demandas de las mujeres, negando que puedan existir diferencias y excluyéndolas de los ensayos clínicos para la investigación.

Durante gran parte del siglo XX, la mayoría de los científicos creyeron que las mujeres eran esencialmente hombres limitados neurológicamente y en todos los demás sentidos, excepto en lo referente a las funciones reproductivas. Si no fuera porque parimos… Hasta la década de los noventa, los investigadores dedicaron poca atención a la fisiología, neuroanatomía o psicología femeninas, y por descontado, a la medicina, diferenciándolas de los varones. Ni en las facultades se estudia apenas las diferencias biológicas o neurológicas de la mujer, aparte del embarazo. Bajo la argumentación de “no empleamos nunca hembras en los estudios sobre comportamiento animal porque; sus ciclos menstruales nos embarullarían los datos” nos encontramos con una importante discriminación en el terreno científico.  Esta es una de las quejas de la neuropsiquiatra Louann Brizendine quien, en el polémico libro que reseñamos aquí, El cerebro femenino, pone de manifiesto que no hay un cerebro unisex; que el cerebro femenino está tan profundamente afectado por las hormonas que puede decirse que la influencia de éstas crea una realidad femenina. Lo hace sin restarle importancia a la socialización,  pero afirmando que la educación de género y la biología colaboran para hacernos lo que somos. El último esculpido del cerebro resulta de  la experiencia de nuestras relaciones y de nuestro entorno pero no podemos ignorar una realidad como es la biológica.

 Louann Brizendine no es la única en hacer tales afirmaciones. A pesar de la poca investigación, muchas neurobiólogas, doctoras en medicina y psiquiatras, vieron que incluso los escasos datos indicaban que las diferencias cerebrales y biológicas en general,  aunque sutiles, eran profundas. Paradójicamente, aunque las mujeres utilizamos más los servicios sanitarios,  los ambulatorios, no estamos incluidas en los ensayos clínicos y, como resultado, los datos y las investigaciones obtenidos de una población predominantemente masculina son con frecuencia extrapolados de forma inapropiada para el uso clínico entre mujeres. Esta situación, aunque denunciada desde el año 1990 en diversos foros internacionales, no ha mejorado en los últimos 14 años ya que, por ejemplo, en ensayos clínicos sobre mortalidad cardiovascular sólo un 24 por ciento incluyen mujeres.

 Carme Valls Llobet, doctora en medicina, se fue dando cuenta de que existen intereses creados para que la mujer, en este contexto, permanezca invisible, ya que existiendo un gran número de información científica sobre las diferentes patologías diferenciales, se intenta minimizar con el argumento de que son tan frecuentes en las mujeres que es como si fuesen “normales” por lo que no es necesario tratarlas a éstas sino darles psicofármacos. Psicofármacos bajo el pretexto de que también es muy frecuente que las mujeres sean ansiosas y depresivas, y esto último tampoco es normal: el 85% de los psicofármacos recetados en la medicina de los países que se dicen “desarrollados” está destinado a mujeres.

En el libro de Carmen Llovet Mujer, Salud y Poder, donde expone sus investigaciones exhaustivas, se duele de que síntomas muy obvios con causas muy frecuentes sean atribuidos con reduccionismo mental a problemas psiquiátricos o a enfermedades “desconocidas” hasta ahora, como la fribromialgia y la fatiga crónica. El dolor, el cansancio y la falta de vitalidad    suponen    uno de los problemas más frecuentes con los que debe enfrentarse cada día más de un tercio de la población femenina en todo el mundo. Estos síntomas son todavía invisibles. Siguen sin ser investigados. ¿Por qué pasa esto si existen datos que ponen de manifiesto que suponen la morbilidad más frecuente entre las mujeres? En contraposición, frente a esa invisibilidad, sí que se está viendo la creciente medicalización psiquiátrica de las mismas. 

Este libro Mujer, Salud y Poder es una reflexión sobre los estereotipos de género que interfieren en la salud de las mujeres -una forma más del género en disputa (Butler)-. Habla de sesgos de género en relación con la invisibilidad de las mujeres en la investigación y con la tendencia a aplicarles tratamientos o vacunas que no han sido investigados como la vacuna del virus del Papiloma Humano; aborda la dificultad para obtener diagnósticos y desvela el sesgo en los procedimientos de exploración; trata la invisibilidad de las quejas y de los los síntomas de las mujeres; finalment, critica los tratamientos, que pasan de la asistencia a la medicalización…

Desde 1991 se ha desarrollado un programa “Mujeres, Salud y Calidad de Vida” para investigar y hacer docencia sobre lo que se ha denominado morbilidad diferencial. Se define la morbilidad diferencial como el conjunto de enfermedades, motivos de consulta o factores de riesgo que merecen una atención específica hacia las mujeres, sea porque sólo en ellas se pueden presentar dichos problemas o porque sean mucho más frecuentes en el sexo femenino. Y son causa de muerte prematura, enfermedad o discapacidad entre las mujeres más que entre los hombres, como son las anemias, el dolor crónico, las enfermedades autoinmunes, las enfermedades endocrinas, así como la depresión y la ansiedad.

La propuesta es clara: recuperar el cuerpo como el lugar de una libertad potencial, hacer que el organismo sea un compendio de energía y vitalidad. Esta es la propuesta que las médicas feministas hacen al resto de mujeres. Después de haber leído estos dos libros, que he intentado comentaros muy brevemente, me uno a estas redes que pueden abrir las mentes de muchas mujeres que no saben salir del laberinto de los estereotipos que nos condicionan.

No estamos determinadas por nada ni por nadie. No tenemos destinos que son preformados de antemano ni en nuestro exterior ni en nuestra subjetividad. Los condicionantes de género se han de visibilizar y denunciar, los riesgos para la salud se han de prevenir y no medicalizar, y las discriminaciones se han de cambiar. Poder hacerlo en libertad, aunque sea costoso, es nuestra esperanza. Esperanza difícil de realizar en solitario”.  Carme Valls Llobet, Mujer, Salud y Poder.

Esta autora ha escrito también Mujeres invisibles, Discriminación de la mujer en Atención Primaria y otros  libros en colaboración.
 
Reseña elaborada para este blog por Ana de la Torre, 
Profesora de Educación Primaria y Psicóloga.

2 comentaris:

  1. Moltes gràcies, Ana, per la teua participació en aquest blog amb un tema totalment nou com ara la salut de la dona i els estudis mèdics. Ens encanta la resenya i ens agradaria comptar amb algun escrit més teu des del punt de vista de la salut i la psicologia femenina, temes dels quals sabem que tens profunds coneixements. Ens has il·lustrat molt amb aquesta entrada de blog. Salutacions.
    Toni de la Torre

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  2. Me ha gustado mucho tu colaboración y creo que encaja notablemente con el interés, más o menos logrado, de formar e informar a las mujeres de nuestro centro; tu aportación es de las que elevan el nivel de conocimiento e ilustración, no sólo de las féminas sino de todo aquel que entienda los esfuerzos que estamos haciendo para extender los conocimientos que deben librar al ser humano de la ignoracia y la superstición, y especialmente de l@s alumn@s que agradecerán colaboraciones como la tuya. Te pedimos que no nos dejes y sigas colaborando con nosotr@s
    Rosa Labrandero.

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