dissabte, 15 de maig del 2010

Oliver Stone, la violencia virtual


Oliver Stone, gran documentalista y autor de películas históricas como Alejandro Magno, lleva a la pantalla un tema de gran actualidad; dieciseis años después de su realización en 1994, Asesinos natos, es un tremendo documento de la impudicia de unos medios que crean , basándose en hechos reales pero deformados, auténticos mitos para las masas. Cuenta con un gran elenco de actores: Woody Harrelson, Juliette Lewis, Robert Downey Jr. y Tommy Lee Jones.

La situación de marginalidad y desempoderamiento de una parte de la sociedad, víctima de la violencia estructural, cultural y de género, provoca el nacimiento de unos monstruos, que bajo los focos de los medios de comunicación, más que sensacionalistas impúdicos, acaban cometiendo una serie de horribles crímenes, y vehiculados por periodistas sin escrúpulos se convierten en dobletes virtuales, que adquieren una vida propia, recreados por los mass media, hasta tal punto que la realidad y la ficción son inseparables.

Para representar esta simbiosis, Oliver Stone utiliza todos los recursos técnicos y de representación a su alcance: semantización del color, alternancia de secuencias reales y episodios de una serie televisiva, con aplausos y risas incorporadas, fans que jalean en aparentes informativos a sus ídolos...Llega a un extremo en el que el espectador no sabe ya si está ante la narración de hechos reales o de personajes ficticios creados por la televisión.

Mallory (Juliette Lewis) , víctima de los abusos sexuales de su propio padre, ante la complicidad impotente de una madre atemorizada y sujeta a constantes humillaciones físicas y psicológicas, planea, junto a Mickey (Woody Harrelson) , chico de los recados de una cadena de distribución de carne, matar a toda la familia y vengarse de una sociedad que mira hacia otra parte y consiente la violencia estructural instalada en su seno. Fugitivos, tras cometer el horrible parricidio, del que salvan al hermano menor, provocan el horror con sus asesinatos en masa indicriminados, (todos somos culpables ); los medios de comunicación van convirtiéndolos en auténticas celebridades que protagonizan las noticias más morbosas y con mayor audiencia del momento. Al final las piezas mayores de su cacería serán el periodista-estrella (Robert Dwney Jr.) , que busca su propia gloria y enriquecimiento en estos hechos criminales, y que es despreciado por los monstruos que él mismo crea, y el director de la cárcel (Tommy Lee Jones ) animado por intereses espúrios.

Muchos "periodistas" actuales viven de esto, alienando al público que, siguiéndoles el juego, se divide en admiradores y detractores de los delicuentes y muestran en las pantallas lo más sórdido y grosero del ser humano. Algunos de estos criminales son personajes de una auténtica ficción creada por los medios, en la que deja de ser relevante la verdad de los hechos narrados y en la que no importan las causas que los generan. Cada uno de los receptores emite su propia teoría sobre como se deben "arreglar" una sociedad que le aliena y se enriquece con su sufrimiento; principios democráticos como presunción de inocencia, reinserción de los culpables, humanidad...se convierten en meros espantajos de las ideas por las que muchos hombres han sufrido y la sociedad se ha ido humanizando. Pocos medios quedan libres de esta tentación. Sólo disfrutan de los beneficios del estado de derecho los sectores empoderados que pueden pagar las minutas de abogados influyentes.

Cuando la crisis acucia, algunos ven un despilfarro en la existencia de un Ministerio de Igualdad, primera víctima de los recortes, que ultimamente lucha por arrancar de las fauces de los lobos el suculento bocado de los anuncios de prostitución, institución que priva a la mujer de toda dignidad humana.

Sisker and Ebert, Chicago Sun Times, dijo de este filme que era "una obra maestra" y que "verla una sola vez no es suficiente"; Oliver Stone realizó una película innovadora y revolucionaria, un delirio visual con un despliegue de técnicas inimaginables y un montaje espectacular que dan lugar a la película más provocadora jamás realizada en un estudio de Hollywood desde "La naranja mecánica", según Stephen Schiff del New Yorker.

Oliver Stone siempre se ha comprometido en asuntos muy complicados, como el atentado de las torres gemelas (World Trade Center), la liberación de rehenes de las guerrillas sudamericanas o, recientemente las maniobras especulativas en Wall Street 2. Rideley Scott ha afirmado que si Robin Hood viviera hoy tendría como objeto fundamental de sus acciones a los especuladores financieros.





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