dijous, 18 de març del 2010

ABC se divierte


En tono a esta fotografía, un "periodista" se monta un relato de ficción cuyo título es algo así como "Bibiana Aido se desmelena"; a continuación deja volar su imaginación y "crea" una carrera de feminismo, que se cursaría en una Universidad, presente en sus sueños, a la que por otro lado creemos que debería asistir, acompañado de alguna de sus colegas, mujeres por desgracia, que de esta forma, si su talento les acompaña hasta podrían escribir artículos interesantes sobre la moda y los sitios más "chulis" a los que uno podría asistir en su Madrid del alma. Porque formarse en una materia, que les parece tan divertida, como el viaje de la mujer a lo lago de la historía, es un relato homérico un tanto aburrido y propio del "abuelo cebolleta".

La ministra, en vez de gastarse el dinero en enseñar historia de la lucha de las mujeres por conseguir su igualdad, debería hacerlo en estudios etnológicos sobre la evolución de la moda, en la defensade los toros como BIC, o las fiestas de su pueblo.¿ Sabe cuánto se gasta en estas campañas imnstitucionales y en otras de recuperación del patrimonio inmaterial? Es cuestión de prioridades. Y que no se me diga que estos derroches se hacen en nombre de la creación de puestos de trabajo; los estudios de género también los crea, pero de otro nivel intelectual. Siempre se desprecia frívolamente lo que no se puede controlar , porque exige un esfuerzo que no se quiere hacer. ¿Recuerda la fábula de la zorra y las uvas ?

Le aconsejo a este personaje que se de una vuelta por las fiestas populares, que examine la iconografía femenina y que reflexiones lo que aún queda por hacer. Tantos años de prensa "libre" ha sido incapaz de mover un sólo milímetro las posiciones de los que disfruta degradandon a las mujeres y usando sus atributos para reírse de ellas. En el análisis diario de la prensa española, encontramos escasísimos artículos en defensa de la dignidad de personas, cuyo única falta ha consistido en nacer mujer; pero hay muchos para el disfrute del guerrero, con reales hembras ligeras de ropa y estimulantes del placer, a flor de piel, de los hombres. Penosamente algunas mujeres políticas han jugado al juego (valga la redundancia) del desavillé.

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